martes, 22 de marzo de 2016

La primavera

Despertó. Un violento silencio retumbaba por doquier. Miró a su alrededor. Las calles clamaban furiosas por la ausencia de almas que las recorrieran. El cielo estaba gris, cubierto de nubes que se esforzaban por no llorar. Se arrastró solitaria por las aceras. El eco de sus movimientos se quedó atrás y se negó a hacerle compañía. 
Pasó gateando por un parque. En el parterre dormitaban incoloras unas flores.
Se apoyó en un árbol de corteza rugosa y al fin se puso en pie y dio su primer paso. 
A la distancia empezaron a sonar tambores. El sonido rítmico de los segundos ahogaba el aire.
Siguió caminando. 
En una esquina estaba el tiempo llorando, como cada año en esa fecha, la muerte de su hijo.
Se detuvo. El séquito fúnebre pasó frente a ella.
Nuevamente silencio. 
Comenzó a correr. Primero torpemente, luego un poco mas rápido y finamente dando saltos y gritos.
Y todos se despertaron con su alegría y el tiempo con emoción en sus ojos, dio la bienvenida a Primavera.

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